top of page

Medio ambiente: La investigación frente al cambio climático - Conversación con Valérie Masson-Delmotte (Universidad Paris-Saclay)

Actualizado: hace 2 días

ree

Valérie Masson-Delmotte

CEA Paris-Saclay

Copresidenta del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)


ree

Jean-Philippe Denis

Profesor

Universidad Paris-Saclay

RITM, IQSOG


*Director del Executive DBA Paris-Saclay / Business Science Institute



Comprender el clima para actuar: lo que nos dice la ciencia


Los informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) irrumpen regularmente en el espacio público a medida que se intensifican las manifestaciones visibles del cambio climático. Detrás de estos voluminosos documentos, fruto de varios años de trabajo colectivo, se encuentran investigadores e investigadoras cuyo compromiso trasciende el ámbito académico. Entre ellos, Valérie Masson-Delmotte, climatóloga del CEA (Universidad Paris-Saclay) y copresidenta del grupo 1 del IPCC, nos ofrece aquí las claves científicas para comprender rigurosamente el cambio climático, sus causas y sus implicaciones para la acción.


En estas entrevistas, insiste en un punto fundamental: el cambio climático ya no es un fenómeno futuro, sino una realidad presente, observable en todas las regiones del mundo. La ciencia actual permite comprender sus mecanismos, caracterizar sus efectos y modelar sus posibles trayectorias. Sin embargo, es necesario que este conocimiento se movilice realmente, no solo por parte de los responsables políticos, sino también por parte de las empresas, los ciudadanos y las instituciones educativas.


Observar un mundo que cambia


El sexto informe de evaluación del IPCC (AR6), publicado en 2021, marca un hito decisivo en la consolidación de los conocimientos sobre el clima. Se basa en más de 14 000 publicaciones científicas, moviliza a cientos de investigadores y tiene como objetivo producir una síntesis legible y fiable, destinada a todas las partes interesadas. El esfuerzo de difusión adopta varias formas: informe completo, resúmenes para los responsables políticos, herramientas interactivas como el atlas climático regional... Ya no se trata solo de documentar, sino de hacer que estos datos sean accesibles y útiles.



Las conclusiones son inequívocas. El calentamiento global actual es de aproximadamente 1,1 °C con respecto al período comprendido entre 1850 y 1900. Este calentamiento va acompañado de una aceleración del aumento del nivel del mar, un deshielo generalizado de los glaciares, una intensificación de los fenómenos climáticos extremos (olas de calor, lluvias torrenciales, sequías) y profundos cambios en los ecosistemas terrestres y marinos. Algunos de estos cambios no tienen precedentes en los últimos dos mil años.


Identificar las causas humanas


Una de las principales aportaciones de este ciclo de investigación es la mayor capacidad para identificar la parte de los factores humanos en el cambio climático. Los resultados son claros: todo el calentamiento observado desde hace un siglo es atribuible a las actividades humanas. La variabilidad natural (volcanismo, actividad solar, ciclos oceánicos...) no explica en absoluto las fuertes tendencias observadas.


El primer factor es el aumento de los gases de efecto invernadero, entre los que destaca el dióxido de carbono (CO₂), producido principalmente por la combustión de energías fósiles. Una parte de este CO₂ es absorbida por los océanos y la vegetación, pero alrededor del 44 % permanece en la atmósfera, donde permanece durante siglos. El metano (CH₄), otro gas de efecto invernadero muy potente, ha visto aumentar considerablemente sus emisiones en los últimos años, debido principalmente a la ganadería intensiva y a las fugas relacionadas con la explotación de gases fósiles. Estas emisiones tienen efectos acumulativos y refuerzan los desequilibrios que ya se están produciendo.



Valérie Masson-Delmotte también destaca que algunos efectos visibles (como los episodios de calor extremo o las lluvias torrenciales) se han vuelto más probables e intensos precisamente debido a esta influencia humana. Los métodos de «atribución» desarrollados por los climatólogos permiten hoy cuantificar esta influencia con gran precisión.


Pensar en escenarios, actuar con conocimiento


El informe del IPCC no se limita a documentar la situación actual. También explora cinco grandes escenarios de evolución futura, construidos a partir de proyecciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Estos escenarios abarcan una amplia gama de trayectorias, que van desde una reducción drástica de las emisiones hasta un aumento muy fuerte. Sirven para poner a prueba los modelos climáticos y anticipar las consecuencias esperadas en diferentes escalas de tiempo (2030, 2050, 2100).



Cada escenario va acompañado de un análisis de riesgos: ¿qué impacto tendrá en los casquetes polares, el nivel del mar y la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos? ¿Qué zonas geográficas se verán más afectadas? ¿Qué sectores económicos tendrán que adaptar sus infraestructuras o sus modelos de negocio? El informe ofrece ahora fichas por región, pero también, cada vez más, por sector (seguros, agricultura, construcción, etc.), con el fin de permitir una apropiación concreta de los datos.


En esta perspectiva, no se puede eludir la cuestión del reparto del esfuerzo entre los países ricos y los países emergentes. Si bien algunos Estados han comenzado a desvincular el crecimiento económico de las emisiones, otros, como la India, siguen viendo cómo aumentan sus emisiones, en un contexto de desarrollo humano en el que no se cubren las necesidades básicas. Por lo tanto, el debate no puede ser únicamente técnico: también es ético, social y geopolítico.


El papel de los científicos frente a los responsables políticos


En varias ocasiones, Valérie Masson-Delmotte vuelve sobre su apego al papel de los científicos en la sociedad. No se trata, dice, de «militar», sino de asumir una responsabilidad: la de proporcionar un conocimiento sincero, riguroso y accesible, con el fin de esclarecer las decisiones que hay que tomar. El informe del IPCC no ofrece soluciones prefabricadas. Ofrece una base de datos, una arquitectura de comprensión y herramientas de anticipación.



Si bien no corresponde a los científicos decidir las políticas públicas o las opciones energéticas, sí les incumbe dar a conocer la situación mundial. El vínculo entre la ciencia y la toma de decisiones no es inmediato ni mecánico, pero es vital. «En Francia, ya nos encontramos en una situación en la que la descarbonización de la electricidad no será suficiente. Hay que actuar en el transporte, la construcción, la agricultura...», recuerda. Es esta lucidez estratégica la que ofrece la ciencia del clima.


bottom of page